26 febrero, 2010


El burbujeo del río suena abajo,
como a mil metros de esos pies
que balancean sobre el peñasco.

Dos hombres trabajan
la noble tierra,
tierra pan,
sadón con llagas,
último refugio de la fertilidad,
lunar rico de la roca.

Las tres vacas pastando,
húmedo y nutriente
vegetal eterno,
carne futura de las sopas del pastor.
Salud de sus guaguas,
sustento de sus tardes,
de su equilibrio eterno en la piedra cosechada,
en el hueso de la montaña
sudando migajas de maíz,
papas de la vida, sopa caliente
aliento tibio a especias,


silencio,


ripio.

1 comentario:

búlgaro dijo...

maravilloso mundo de palabras altiplanas. ÉL que no debe dejar la pluma sos vos!!! No te pierdas y escribí que también es lo tuyo.